viernes, 4 de mayo de 2007

La Rostridad II


Una vez miré una foto de una amiga en la que aparecía sentada en el circo, cuando ella era muy chica; era una de esas fotos tamaño carnet que venían dentro de un prisma con lupa incluida para verlas a contraluz. Mi amiga posaba sentada entre sus dos papás; los tres sonriendo a la cámara. Detrás de ellos, en otra fila, aparecía un niño, mirando fijamente al lente también. Ese niño aparecía tan nítido en la foto, que si no hubiera sido por la ausencia de sonrisa en su rostro, uno de inmediato daría por hecho que era parte de la familia de mi amiga. Lo sorprendente es entonces extrapolar la vida de ese niño; pensar que ahora podría tener unos 30 años, su vida armada, quien sabe donde, y de seguro no tiene ni tan sólo un indicio de que alguien, en otro lugar del mundo (tal vez al lado), con quién compartió un espectáculo de circo hace 20 años, tiene una foto de él, una nítida y espontánea foto de él. Y luego uno piensa lo opuesto; quizás en cuántas casas existen fotos de uno, cuántas familias tendrán una foto en donde aparecemos sin ni siquiera saberlo? Cuántas imágenes nuestras andan dando vuelta quizás por dónde en el mundo? En cuántos álbumes familiares estará nuestro rostro sin que nadie lo note?

No hay comentarios: