viernes, 21 de marzo de 2008

El Ermitaño Radiante ( Ignorance is bless )


Hoy, la originalidad no es sino una de las formas de la ignorancia: para ser el primero en algo, para vivir la ilusión de ser el primero en algo, basta con carecer de la información precisa, con desapegarse de las redes globales y su voraz mensaje, que con tono mutilante viene a susurrarnos que hoy en día, lamentablemente, ya todo está hecho.

Las Sonografías


“Ojos que no ven, corazón que siente lo que no ven”.Bertoni
Obligado a cantar para poder oír música, repetí una canción una y otra vez durante esas vacaciones en solitario. Los efectos de la memoria, de esa “hiper memoria” vienen días o años después, cuando esa canción vuelve a sonar de improviso, y me transporta, me hace ver, oler y sentir con increíble fidelidad ese maravilloso instante.

Las Olografías


“Ojos que no ven, corazón que siente lo que no ven”.Bertoni
Paso por un lugar entre dos destinos, un espacio de paso, descuidado, huelo su olor, y estoy inmediata, poderosa, sutil y brevemente en la entrada de un increíble local de comida, en una calle particular, con la luz tenue precisa, conmigo más joven, en un país al otro lado del mundo, que conocí hace muchos años.

Las Tactografías


“It's the sense of touch. In any real city, you walk, you know? You brush past people, people bump into you. In L.A., nobody touches you. We're always behind this metal and glass. I think we miss that touch so much, that we crash into each other, just so we can feel something.” Crash.
El hermano mayor. El tacto; el sentido que debiera rejuvenecer, el sentido que en su envejecimiento se aturde, aquél que lucha por un continuo renacimiento. En esta lucha eterna lo perdemos a ratos. Lamentablemente, no existe tal cosa como las tactografías. Para nuestro bien, todo en él es novedad.

Bailarina BIP


Moño largo y terso, tacos altos, piernas largas, rectas, como clavadas al piso, como tensadas al centro terrestre, la cintura y la minifalda mínimas reglamentarias, las dos manos firmes al tubo. La micro que frena y ella que gira, todos para adelante, pero ella gira, lo hace accidental y hábilmente en torno al tubo, y la mañana que toma un aire nocturno, súbito. Sin siquiera pensar en soltarse, con su pirueta de 180º, su moño proyectado como una lanza nativa, sus tacos despegados por fin de ese inmerecido piso sucio, milímetros suficientes para verla volar, para mutar el día en noche bohemia, la micro en vip, y la gente que alega contra el chofer, no cachando nada.